Llego a casa, abro la nevera, y como literalmente lo primero que pillo. ¿Por qué me pasa esto? ¿Por qué siento que no puedo controlarlo? Hoy te lo explico.
Te quiero explicar de forma muy sencilla por qué el cuerpo nos pide comida y cosas muy específicas: azúcar y grasas, ¿te suena?
Cuando llegamos a casa, después de un pico de estrés, o con un periodo de estrés mantenido en el tiempo, el cerebro literalmente piensa que tu vida está en peligro de muerte.
Para tu cuerpo, estar estresada por una posible bronca con tu jefe significa que tu vida está en riesgo, y que hay que sobrevivir. Tenemos un cuerpo muy evolucionado pero ciertamente primitivo en algunos aspectos, y para él el riesgo de muerte lo equipara a la huida.
¿Qué necesitamos para huir de ese animal salvaje que nos persigue? ¿Qué piden tu cerebro (para pensar) y tus músculos (para correr)? Pues principalmente glucosa.
Si bien es cierto que el cerebro no solo funciona con glucosa, sino que también sabe trabajar con otras fuentes de energía, la glucosa tiene un pase VIP en este tema.
Por eso, cuando estás estresada, el cuerpo te pide: A-ZÚ-CAR! A-ZÚ-CAR!
Entonces, ahora que he entendido qué sucede, ¿qué hago cuando tengo esta necesidad imperiosa de comer dulce? Aquí te dejo algunos puntos clave:
Entender la situación. ¿De dónde procede este estrés? ¿Es real el peligro que siento?
Alternativas a eso que te pide el cuerpo. Te dejo mi video sobre "carreteras secundarias" que quizás te ayude.
Gestionar los estresores, entender qué depende de ti y no frustrarte por aquello que no puedes controlar.
Si sientes que esto se te hace bola, o que te gustaría profundizar en mejorar tu gestión de estos momentos, te animo a que te apuntes a mi evento STOP and SLOW, un retiro de día en Madrid donde aprenderemos a relacionarnos con la comida y con nuestro cuerpo liberándonos de la ansiedad y desde la consciencia. ¡No te lo puedes perder!
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